Marta Peirano se sorprende ante la lista femenina de diez personajes masculinos literarios que me tiraría sin pensar, lista en la que, dice ella, abundan los metrosexuales y, en definitiva, la ausencia de hombres follables. Será cuestión de gustos, claro: ¿Síndrome de la almejita confusa?.
«A grandes rasgos, los únicos hombres follables de esta isla son Heathcliff y Aragorn, y me permito recordarles que Heathcliff es un psicótico rabioso y paranoide y que Aragorn es medio elfo y un poco bipolar. ¿Quién le compraba los libros a estas mujeres cuando su tierno superego estaba aún en periodo de gestación? ¿Es que ninguna soñaba ya con acompañar a los inventores mesiánicos de Julio Verne, ser secuestrada por los Corsarios negros de Emilio Salgari o esperar pacientemente a los generales de Marco Aurelio? ¿Con ser la Medea de Ulises, la Josefina de Napoleón? Y, puestos a soñar, ¿no es más perverso y mesmerizante un Voland que cualquier vampiro adolescente? ¿Más peligroso y autodestructivo un Dmitri Karamázov? Entiendo el appeal del diletante a caballo, pero después de dos siglos Darcy me parece tan peligroso como un balancín con cinturón de seguridad. Y vamos hombre por dios. ¿Holden Caulfield? ¿Me toman el pelo?»