Fran Ontayana compara la decisión decimonónica de aumentar el suministro legal de cadáveres a los hospitales para evitar el ilegal con la actual situación de la llamada piratería informática, previniendo al sector del libro: Cómo no combatir la piratería.
«El gran fallo, de entonces y de ahora, consiste en no reconocer que ignorar la importancia de la distribución digital ni hace desaparecer la necesidad, ni previene tampoco el daño al alimentar el tráfico ilegal. El colmo, como denunciaba Lancet, es que las decisiones que no se quieren tomar por propia iniciativa, se acaben tomando por miedo cuando el perjuicio de la piratería ya no se pueda reparar.»