En espera, Jesús Gómez Gutiérrez sobre le quietismo político español, la falta de las más esenciales medidas para afrontar la crisis, ahora y siempre.
«No cito el caso del ladrillo porque sea uno de los grandes problemas del país, sino porque es el único que se podría solucionar con rapidez. Para el Gobierno sería tan fácil como girar la cabeza y decidir que el viejo cliché de países de nuestro entorno no se refiere a Marruecos, sino a Alemania, Francia, Suecia, naciones con leyes y sistemas fiscales que aseguran el acceso a la vivienda e impiden que un derecho básico se convierta en el negocio básico. Pero el matrimonio de la banca y el sector inmobiliario sólo se ha puesto en duda, y muy débilmente, por la interrupción del crédito: ah, si fluyera; ah, cuando fluya. No tienen intención de cambiar las cosas. Y no es una cuestión de dificultad, sino de prioridades; mientras los socialistas piensen que su votante medio se beneficia de la situación, los demás seremos morralla que debe callar, que debe pagar y que, en última instancia, se puede contentar con un poco de asistencialismo.»