Una de las cosas que me sorprendió cuando llegué a España era que los jóvenes no se largaran de casa de sus padres. Sigo pensando que no hay excusas, aunque
Julián Ariza propone una muy buena: el precio de la vivienda. “Si jóvenes, inmigrantes y otro gran número de colectivos quedan fuera del mercado por no formar parte de la demanda solvente, ¿de quién es entonces la mayor responsabilidad, por acción y omisión, de que sólo en cinco años el precio de la vivienda haya crecido un 70%?” ¿No es esto un robo auspiciado por el gobierno? ¿No es anticonstitucional? “Es, a su vez, un sarcasmo de los defensores de las bondades del mercado atribuirlo a las simples reglas de la oferta y la demanda. Si éste fuera un ejemplo de tales reglas, hay motivos para reclamar que se dinamiten.”
Jóvenes y vivienda.