Enric Castelló parte de la lectura de los artículos de Steiner para reivindicar una crítica literaria centrada en la selección y la divulgación, aspectos que asegura se olvidan con demasiada frecuencia: Steiner y la función de la crítica.
«Existe en Steiner una preocupación recurrente sobre la relación entre creación artístico-literaria y política; entre belleza y maldad. Siente una atracción fascinante hacia la indagación de binomios como antisemitismo y alta cultura; racismo y literatura de calidad; extremismo y humanismo. Por ello examina a Ezra Pound, a Martin Heidegger, quienes suponen hitos de la literatura y del pensamiento y a la vez “en las vidas y pronunciamientos de ambos hay importantes relaciones con la inhumanidad totalitarista, fascista”. Aquí yace también su interés en Céline –en un artículo donde me ha parecido leer los mejores pasajes sobre el autor–, o en Albert Speer, el arquitecto de Hitler.
A Steiner le corroe una pregunta : “¿Qué es lo que hace que la alta cultura sea tan vulnerable a los cantos de sirena de la barbarie?” Es consciente que la literatura y las artes pueden instruir en la sensibilidad y “elevar nuestras percepciones, perfeccionar nuestras distinciones morales”, pero también pueden “depravar, abaratar o hacer brutales nuestras imaginaciones e impulsos miméticos”. Este ha sido uno de los enigmas a los que ha dedicado su producción literaria y periodística.»