Se murió Andrés Montes el viernes pasado, de repente y por sorpresa, con lo que se marchó uno de los narradores deportivos más imborrables de la historia en España, para bien o para mal, de los que siempre se repetirán sus cantinelas, como pasó con García, como pasó con Victor Hugo Morales. De todo lo que se ha escrito sobre él estos días me quedo con el estupendo texto de Santiago Segurola: El príncipe de la noche y la despedida tremendamente emocionante que le da su compañero Juanma López Iturriaga: Joder Andrés, esto no se hace.
«Nunca un deporte le ha debido tanto a un periodista como la NBA. El producto era excelente, y no faltaron pioneros acreditadísimos como Vicente Salaner y Ramón Trecet, pero no parecía fácil apostar por el éxito en un canal de pago y en un horario disuasorio. Desde esta perspectiva, Andrés Montes fue un gigante. No hay forma de pensar en el éxito de la NBA sin un narrador torrencial, ajeno a la fatiga, dispuesto a luchar por cada espectador en cada minuto y hacerlo cada noche, cuando la televisión es un páramo.»