Carlos Castro, Oriol Andrés y Gemma García nos cuenta cómo es la vida de refugiado en el bloque N-0, una parte de un campo de refugiados de Kenia en el que viven 300.000 personas que huyeron de la guerra somalí: N-0: donde llegan los refugiados somalíes para volver a empezar.
«40 tiendas dan forma a este espacio inerme llamado N-0. Las más veteranas, con forma de medio bidón, son donación de ACNUR, hechas de tela y con protección ante la lluvia y el viento. Las más nuevas, las de aquellos con menos tiempo en el campo que aún no han recibido su tienda, precisan de más imaginación, fabricadas con ramas de árbol, retales de tela, cartones y plásticos. “En su construcción, contribuyen con los materiales los vecinos y parientes. Hay solidaridad en la comunidad”, explica Mohamed Alí, que con poco más de 30 años y mirada cristalina, es el líder del bloque N-0.
Este es el caso de Aisha, que llegó hace poco más de una semana al campo junto a su marido y sus cuatro hijos. Amamanta al más pequeño de ellos sentada en el suelo, frente a su tienda, para la cual los vecinos le dieron algunos trozos de tela y un plástico plateado que corona la estructura en forma de iglú y que debe protegerlos de la lluvia. También la cocina, un austero cazo de metal manchado de cenizas y negro de tantos usos, fue una donación.»