Constantin Costa-Gavras fue, quizás, el cineasta que nos acercó al cine de compromiso en nuestra juventud: veíamos películas bien hechas que además nos conmovían y revolvían las entrañas por las injusticias y desigualdades que mostraban. Rocío García introduce su obra y le entrevista en La era del compromiso.
«“Nosotros contamos historias y las historias muestran el mundo. Muy rápidamente me di cuenta de que el explosivo más poderoso era la injusticia y la impotencia o la incapacidad para reaccionar frente a esa injusticia. Eso es lo que lleva al terrorismo, a todas las formas de terrorismo”. Es temprano por la mañana y Costa-Gavras, nacido en Atenas hace 76 años y afincado en Francia desde muy joven, está en su casa de París, en pleno barrio latino, frente a la Sorbona. Las dudas en el patio que uno encuentra desde la calle sobre hacia dónde dirigir los pasos se desvanecen rápidamente cuando, antes de hacer sonar ningún timbre, se abre a lo lejos la puerta de la vivienda y aparece un sonriente y amable Costa-Gavras. Claramente, ha estado atento a los ruidos de la entrada, a pesar de que la cita se ha adelantado unos minutos.
“¿La denuncia de mi cine? A mí, la palabra denuncia me interesa, pero yo prefiero utilizar la de mostrar. A mí, más que denunciar, me gusta mostrar para que la gente mire. Luego, si uno denuncia o no es otra cosa. Es el público quien tiene que decidir, yo sólo le muestro la realidad a través de imágenes”, asegura Gavras, mientras al fondo, desde unos grandes ventanales que dan a un jardín trasero, se oyen risas que proceden de alguna escuela infantil cercana.»