Antón Uriarte saca un poco de punta a la idea general de los países escandinavos como lugares idílicos y civilizados, limpios y ecológicos. Según el autor lo de ecológicos es relativo: Paradojas nórdicas.
«También están muy concienciados contra las emisiones de CO2 pero eso no les impide ser uno de los mayores países exportadores de petróleo (y el carbono que conlleva). Sus exportaciones petrolíferas solamente están por detrás de Arabia Saudí y de Rusia y quedan más o menos a la par de los Emiratos Arabes, de Venezuela, de Irán y de otros países que suenan mucho más que ellos. Es que son discretos: no consumen “droga” pero la cultivan y exportan a mansalva. Eso les permite ganar premios de sostenibilidad y repartir jugosas recompensas (el Nobel de la Paz a Al Gore, por ejemplo).»