Jesús Gómez Gutiérrez pone un ejemplo de la actual debilidad de los grupos de izquierda, sin alternativas que ofrecer, desorganizadas y aisladas: Si sólo fuera eso.
«Falta de alternativas, escasa presencia, poca o mala comunicación y, en algún caso (véase la vivienda en España), políticas radicalmente contrarias a lo que se espera de ellos. Grosso modo, eso es lo que se achaca en general a la izquierda política. Y es cierto. Pero si sólo fuera eso, el tiempo habría corregido alguno de los problemas. No es el secreto mejor guardado; no es un proceso marginal, que sólo llegue a oídos de unos pocos.
Cuando hablamos de las organizaciones políticas de la izquierda, nos referimos a grupos mínimos, prácticamente sin militancia y tan ajenos al conjunto de la sociedad que su contacto con ella, cuando lo tiene, se establece a través de unos cuantos asesores y ONG. Si los asesores y las ONG aciertan, mejor para todos; si proponen la mayor de las estupideces y la visten con la mayor de las mentiras, esa estupidez y esa mentira pueden acabar directamente en los programas y en el Parlamento.»