El reciente caso del eurodiputado de UPyD que se equivocó al votar un tema sobre discriminación homosexual ha llevado a Henrique Mariño a hacer un reportaje sobre los numerosos casos de votaciones erradas. El dedo tonto de la ley.
«Si buceamos en el anecdotario parlamentario, bien antes, el PSOE había revocado la tramitación de una proposición de ley de IU para declarar el 2006 como Año de la Memoria Histórica. El error se produjo, según Rubalcaba, porque su grupo no sabía qué estaban votando. Otro lapsus de los socialistas (en la Ley del Divorcio) provocó que los fiscales tuvieran la última palabra sobre la custodia compartida.
En este caso, no fue culpa de los botones, sino del lenguaje digital: un dedo alzado del diputado que dirige las votaciones significa sí, dos quieren decir no y tres son sinónimo de abstención. El efecto falange es un clásico de la bancada, como bien sabe la socialista Carmen Sánchez, cuyos dedos bailaron de tal forma que sus compañeros no sabían a qué atenerse. La delirante votación anuló una deseada subida de los impuestos del tabaco. »