Demasiado tiempo sin recomendar a los chicos de La periódica revisión dominical. En este caso tenemos un texto de Martín Abadía sobre El primer Cortázar, o, como dice él mismo, “un posible Cortázar al que creer el primero”.
«Lo que memoré fue, sí, el ánimo de dos obras infortunadamente póstumas: El Examen (con el agregado de Diario –o noctuario- de Andrés Fava) e Imagen de John Keats. Lo que recuerdo de ellas es poco, es errado, es posiblemente mentido. Pero en esas páginas que no acusan una lectura fiel más que la imaginación recrea, hay instancias, hay versos perdidos de poetas también perdidos, hay uno o dos barrios, el Once, Almagro, ligeramente perceptibles, y esa vocación por el vértigo que tienen en la noche, esa inclinación delincuencial por la belleza. Se supone que allí empezó el primer Cortázar y Cortázar bien pudo empezar en tránsito, enseñándose inglés y alemán para leer a Keats y a Rilke, yendo y volviendo de Buenos Aires para respirar algo que no fuese la puntual siesta de un pueblo de provincia. Encerrándose para luego salir.»