Fernando del Álamo reivindica al científico Justus von Liebig como padre de varios inventos y descubrimientos en el campo de la química, quizá no fundamentales pero sí muy utilizados.
«Un rumor de la época había amenazado con convertirse en un escándalo. Afirmaba que a la cerveza rubia producida por dos de las principales cervecerías en Burton-on-Trent, Allsopp’s y Bass, se le estaba añadiendo estricnina para aumentar su amargor. Para desmentirlo, las cervecerías habían entrado en contacto con los dos químicos más famosos de Inglaterra, Thomas Graham y August Wilhelm von Hoffmann.
Ambos dedujeron de sus análisis que la cerveza era inocua, pero Hoffmann, que había sido discípulo de Liebig, sugirió a Allsopp’s que sus conclusiones serían más convincentes si estuvieran apoyadas por la palabra del mejor químico del día, el barón (como era entonces) Justus von Liebig. Por una exagerada carta abierta afirmando la excelencia de la cerveza inglesa, Liebig recibió la entonces no desdeñable suma de cien libras. ¿Y cuál fue el experimento que hizo Liebig para confirmarlo? En su carta a Hoffmann, reconoció que el test principal consistió en beber una botella con gran placer. Por supuesto, Liebig tenía total confianza en el análisis de su discípulo. Nuestro hombre acató sin ninguna vergüenza las instrucciones de Allsopp’s acerca de cómo debería redactarse la recomendación.»