El relativismo cultural es, sin duda, cuestión peliaguda. En sus momentos de mayor apogeo justifica todo y se convierte en peculiar visión del mundo: las mutilan sexualmente porque esa es su cultura, no van al colegio porque esa es su cultura, no le hacen una transfusión de sangre porque se lo impide su cultura… Pero claro, su negación total es el arma perfecta del legislador imperialista que se cree poseedor de la más sabia y acertada de las culturas. ¿En el medio está la virtud?
David Alvargonzález escribe
Del relativismo cultural y otros relativismos.