A cierta izquierda le gusta hablar de una inmigración con pocas restricciones, como si la integración fuera automática. Cierta derecha prefiere hablar de integración, cuando en realidad está hablando de homogeneización.
Lluís Foix se ha dado una vuelta por varios municipios catalanes donde ha encontrado los inicios del ghetto, musulmán, en este caso. Dice que hay que encontrar soluciones, o esta bomba de relojería acabará estallando. Creo que la integración de verdad siempre es cosa de la segunda generación, la que va a la universidad o se hace con un oficio, por ejemplo, y se siente una parte útil y valiosa de la nueva comunidad. Pero visto así, la bomba no está sólo entre inmigrantes “musulmanes” sino también entre las generaciones de españoles cuyas oportunidades son deficientes. La visión de futuro tienen que pasar por un campo de oportunidades abiertas a todos.
Bomba de relojería.