Los humanos llevamos de serie unas cuantas dosis de opio. Al menos eso es lo que yo entiendo (no se puede ser perfecto en todo) de Desentrañar el fundamento del efecto placebo, artículo en el que se explican los últimos avances científicos en la búsqueda de una razón para que el placebo mitigue el dolor de muchos pacientes.
«El cerebro produce unas sustancias denominadas opioides endógenos que desempeñan una función importante en el alivio del dolor y la ansiedad y que están implicadas en el efecto placebo. Se han realizado estudios de imagen cerebral que han demostrado que la sensación de “analgesia por placebo” estimula la producción de dichos opioides endógenos en las regiones del cerebro asociadas a la paliación del dolor. Esta sensación también se relaciona con una disminución de las señales que transmiten el dolor.
“Se ha propuesto la hipótesis de que la analgesia por placebo también activa el sistema opioidérgico de control del dolor descendiente, que inhibe el procesamiento del dolor en la médula espinal y, por consiguiente, reduce las respuestas cerebrales relativas al mismo. Esto se traduciría en que el individuo experimentaría menos dolor”, explicó el director del equipo científico, Falk Eippert, de Centro Médico Universitario de Hamburgo-Eppendorf (Alemania).»