Hay otras formas de tomarse las vacaciones y muchos se apuntan: Las vacaciones solidarias ganan adeptos en verano.
«Existen diferentes vías para hacerlo. En primer lugar, se puede contactar directamente con una entidad que organice la estancia. Distintas oenegés catalanas ofrecen colaborar —con formación previa y tutoría durante la estancia— en proyectos de diferente naturaleza en varios destinos a lo largo y ancho del globo. Otra manera de preparar un viaje de estas características es mediante la red: portales como www.hacesfalta.org y www.campodetrabajo.com informan de las vacantes que hay en los diferentes proyectos de cooperación fuera de España. Otra opción es irse a echar una mano en alguna granja a través de las webs www.wwoof.org o www.helpx.net. Es cuestión de ir navegando por internet para encontrar cuál es el proyecto más motivador y, sobre todo, qué entidad da más confianza para llevarlo a cabo bajo su amparo.
Las motivaciones
Sea como sea, ciertos colectivos desfavorecidos ganan en calidad de vida gracias al trabajo de determinados proyectos de cooperación. Los hay que creen que estas iniciativas son fruto de una actitud egoísta; una forma de sacudirse las migas de la conciencia, de hacer penitencia por vivir dignamente en la sociedad occidental. Los más piensan que esas acciones no son el remedio para paliar problemáticas estructurales que han estado ancladas durante siglos, causadas por resacas históricas y desafortunadas políticas internacionales. Pero probablemente todo sea más sencillo. Quizá simplemente estos cooperantes crean en aquel popular refrán africano que dice que “mucha gente pequeña, en sitios pequeños, hará cosas pequeñas que cambiarán el mundo”.»