Parece que
Miguel Angel Aguilar está contento. No sólo porque ya comienzan las maniobras en el pelotón del PP para ver quién gana la carrera de la sucesión. También en el periodismo adicto (y en el otro, si lo hay) se ve movimiento: “De modo que nuestros líderes mediáticos se llaman a la parte y reclaman su derecho a intervenir en la sucesión valiéndose de los espacios públicos que debieran administrar con escrupuloso respeto a las audiencias disponibles.” Aguilar disfruta escribiendo sobre estas y otras ambiciones, le tiene el pulso cogido a la vida en la Corte. Ha de ser lector de Shakespeare.
Empieza la reyerta.