En la bitácora de Alvy Singer veo un enlace a un cuento inédito de Vladimir Nabokov que ha publicado el diario El País, en una de esas cosas buenas que traen los periódicos en verano. Se llama Natasha.
«Khrenov vivía con su hija en una habitación al otro lado del descansillo. Su hija dormía en un sofá desvencijado cuyos extraños muelles se mecían como si fueran un prado de césped metálico que apuntara bajo la tapicería gastada. El resto del mobiliario era una mesa sin pintar, desordenada y toda cubierta con periódicos de tinta borrosa. El enfermo Khrenov, un anciano enjuto y apergaminado que llevaba un camisón que le llegaba hasta los tobillos, volvió a meterse en la cama –y el crujido de las tablas del suelo dio cuenta de sus pasos apresurados– y llegó a tiempo para cubrirse con la sábana justo en el momento en que la gran cabeza afeitada de Wolfe se asomaba por la puerta.»