Ramón Lobo condensa en pocas líneas lo que servidor suele sentir cuando se monta en el AVE, especialmente (pero no exclusivamente) en clase preferente: Tren de Alta Estupidez.
«Como viajo en clase Preferente por falta de plazas de plebe tengo derecho a periódico gratis. He pedido en voz bien alta Público, sólo por provocar. Por desgracia no había El manifiesto anarquista, o algo así.»