Sugerente reflexión de Canek Sánchez sobre la aparición del libro digital y lo que supone para gran parte del mundo (editorial) de impacto y acabose: La insoportabilidad del soporte.
«Mucha de la gente a la que conozco está relacionada con la palabra impresa, y esta discusión aparece a menudo y despierta no pocas pasiones. La histeria en torno a la desaparición del papel parece atenazar a ciertos profesionales del gremio, tanto más ciertos como ancianos son y tanto más histéricos por cuanto hablamos de papel y no, por ejemplo, de la desaparición del mundo mismo. En el caso de la música la situación es otra; siendo una industria del siglo XX sus cambios de soporte han ido a la par de las transformaciones tecnológicas de esa centuria en constante movimiento; el paso del disco a la abstracción transcurrió sin traumas, como algo natural, porque está en la naturaleza de la industria discográfica cambiar de forma cada cierto tiempo; en rigor, el almacenamiento de música en discos duros o dispositivos portátiles no indignó a nadie, a ningún usuario al menos, y al contrario, ha multiplicado el consumo a la vez que permite a artistas emergentes divulgar y vender su música, pasen o no por la «maquinaria». Algo similar podría decirse de la reproducción privada del cine, que ya ocurre en modo binario.
Ahora bien, el papel no va a desaparecer, es la industria editorial la que se transforma de manera radical. Nacen nuevos modos de distribución, directos entre el editor y el consumidor, y a veces entre el autor y el lector, ya sin intermediarios o reduciéndolos cada vez más. Son las relaciones de mercado las que cambian, más que la edición o la lectura. Los precios caen, digamos, de los diez dólares que cuesta un libro al dólar que vale la descarga. Pero ni el libro ni la industria desaparecerán por ello, tan sólo surgen subformas acordes a los nuevos modos de consumo. Los chicos de hoy están acostumbrados a ver el mundo a través de la pantallita, y si no se les dan libros en pantallita no accederán jamás al conocimiento no digitalizado. Paradójicamente, quizá sea el e-book el que le dé nueva vida al Libro, si se tiene en cuenta que los adolescentes de hoy leen y escriben mucho más que los adolescentes de mi generación, y eso gracias a la palabra electrónica, no a los millones de libros que se imprimen cada año…»