José Manuel Vidal escribe un interesante reportaje sobre la confesión, un sacramento católico de capa caída que ya apenas se practica en España, donde la gente casi que prefiere desahogarse en otra parte. En España no se confiesa ni Dios.
«Y es que, como decía hace unos años el cardenal Rouco, “en Madrid se peca masivamente”. Pero tanto en Madrid como en el resto de España se confiesa poco. “Es normal”, dice el párroco José Pérez, mirando la iglesia de Santiago A Nova (Lugo) vacía. “Durante la semana no suelen pedir confesión más de seis o siete personas”. Las causas de esta alergia al confesionario son de lo más variado. Algunos católicos creen que el pecado es algo superado, una expresión de culturas premodernas y poco avanzadas. Otros lo consideran un tabú inventado por las iglesias para seguir dominando las conciencias de la gente.»