La síntesis extraída del propio artículo de Rafael Moreno, Honduras: purga, bloqueo o intervención: «La crisis política en Honduras vuelve a recordar a la comunidad internacional su falta de medios a la hora de contrarrestar de manera pacífica a dictadores y golpistas, así como la debilidad de las instituciones democráticas en algunos países de América Latina.»
«Es inocente pensar que Zelaya ha sido derrocado sólo por un puñado de militares con tendencias dictatoriales. Esta sería una lógica reduccionista demasiado sencilla. Su expulsión fue refrendada por la máxima autoridad judicial de Honduras, el tribunal supremo, e incluso por la mayoría del Congreso que rápidamente ha elegido su alternativa, Roberto Micheletti. Está claro que usurpar el poder no concede legitimidad inmediata, pero no puede olvidarse que muchos dictadores han sobrevivido sin ella durante décadas con el apoyo tácito de grandes y pequeñas potencias e incluso de parte de la población.
La realidad sobre el terreno es que los propios hondureños se encuentran divididos. No está claro que una abrumadora mayoría del país defienda el regreso de Zelaya, aunque es de justicia que la comunidad internacional defienda los principios y valores democráticos (en estos momentos es cuando uno se acuerda del doble rasero que se aplica con frecuencia a distintos líderes y naciones del mundo).
En esta encrucijada existen tres escenarios. El primero sería el más deseado, pero cada vez menos probable y distante. La presión internacional y de Estados Unidos, supuestamente con enorme influencia sobre este pequeño país centroamericano tiene éxito y los militares dan marcha a tras de manera voluntaria y sin violencia. Zelaya es recibido en Tegucigalpa como un héroe y todo vuelve a la normalidad. Consciente de que está oportunidad desaparece con rapidez, el presidnete hondureño está buscando regresar lo más pronto posible, arropado por el respaldo político de la OEA y de quien sea. El tiempo cuenta en su contra y se arriesga a seguir siendo el presidente legítimo y constitucional… pero en el exilio.»