Sergio Makaroff ha tenido una semana movida en la que no ha pasado nada. No pudo hacer un artículo sobre una zona comercial gay en Barcelona porque ahí no hay problemas, no hay noticia. Se mudó a un lado del estadio de fútbol: “Maite y yo permanecemos en silencio en el balcón, tomados de la mano, esperando el Apocalipsis. Hacia la caída del sol empieza el desfile de aficionados. Me recuerdan a la migración de los ñúes, en la sabana africana. Entran, gritan, salen. Se van. ¡No ha pasado nada!”
Nidito de amor.