Fernando Flores aboga por el uso educativo de los juegos de rol online, y explica cómo funcionan y las ventajas que aportan. Todo en una especie de entrevista: Juegos de rol, realidad y virtualidad.
«Este tipo de “juegos” estimula habilidades variadas y permite explorar espacios a los que no se tiene otro acceso. También son catalizadores del poder de decisión para actuar en la vida personal, profesional y económica, porque cada paso que se da al interior de un juego implica tomar una decisión que afecta incluso el desarrollo de la identidad. ¿Guerrero o curandero? Dependerá de los intereses y las habilidades desarrolladas. Un participante puede tener determinadas destrezas y otros no tenerlas, lo cual se traduce en una ventaja comparativa de la cual emergen relaciones políticas y comerciales complejas que van determinando el resultado del juego.
Juegos como estos están diseñados para establecer sociabilidad. Cada jugador puede hacer uso de sus relaciones, de sus conquistas, de su red. “Por todo esto, estos juegos son ?simuladores’ de vida social”, define Flores. “Cuando hablamos de ?simuladores’ hablamos de contextos de aprendizaje. Juegos cuya intencionalidad deciden sujetos humanos, lo que implica que se pueden transformar en espejos sociales y de carácter. Al ser laboratorios de simulación social, las emociones de los individuos también están expuestas, lo que sin duda trae aparejados ciertos riesgos que hay que considerar, pues las emociones son ?reales’, por decirlo de algún modo. Pienso que esto, acompañado de una reflexión filosófica y ontológica, puede ayudar mucho y llegar a influir en políticas públicas. Por cierto que en esto también hay peligros: adicciones, conflictos éticos, todas las virtudes y los problemas que tienen las películas”.»