Así funciona Irán: una guía para entender el país de los ayatolás, buen trabajo informativo que nos permitirá entender mejor el entramado iraní. Un reportaje de María Sánchez Díez.
«Sin embargo, en lo ‘terrenal’ del régimen, junto a todas estas figuras, existen órganos y cargos elegidos democráticamente, que realizan un control político ficticio, siempre supervisado por las autoridades religiosas: un Parlamento, un presidente y la llamada Asamblea de Expertos. Este último es el órgano legislativo que se encarga de nombrar al Líder Supremo.
Ahmadineyad: el poder del sector militar.
Pero la historia se repite. Aunque los iraníes pueden votar, cada ocho años, a los asamblearios que elegirán a su máximo mandatario, el Consejo (controlado por Jamenei) puede vetar a los candidatos que no sean de su agrado. Y así sucede con todo, de tal manera que nada escapa al control y el poder del Líder Supremo. De esta forma, instituciones propias de una democracia se convierten en elementos de una “república deformada”, como explica Amirian en su libro ‘Irak, Afganistán e Irán. 40 respuestas al conflicto en Oriente Próximo’.
Tampoco se libra de su vigilancia el presidente del Gobierno, que únicamente se dedica a aplicar las directrices que marca el Líder Supremo. Ni el Parlamento, que es elegido por sufragio universal directo. Pero su actividad (sí, también) se ve supeditada al control del Consejo de Guardianes, bajo la sempiterna influencia directa de Jamenei.»