Nacho Escolar reflexiona sobre todo lo que subyace a la historia del inmigrante que perdió el brazo en un accidente en una panificadora. Detrás de esta historia hay un villano mediático estupendo y dos realidades terribles detrás: la de los inmigrantes sin contrato y la de los accidentes laborales. Malos de cuento.
«El Gobierno decidió el viernes concederle la nacionalidad española a Franss Rilles Melgar, la víctima del malo de cuento. Es una medida de gracia, arbitraria y por lo tanto injusta. No por Melgar, que ha dado un brazo por trabajar en España (mucho más que lo que sacrificarán en toda su vida la mayoría de los que se llaman patriotas), sino por los que han sufrido tanto como él, pero no cuentan con un villano de cuento para llenar las portadas de los diarios ahora que casi se ha parado la política. Si el empresario, en vez de tirar el brazo de Melgar a la basura, le hubiese acompañado con él hasta el hospital, si hubiese controlado el pánico, tal vez habría salvado el brazo pero tal vez no. En cualquiera de los dos casos, el drama de Melgar no hubiese ido más allá del breve.»