Las protestas y reacciones contra el mundo que nos engulle caen fácilmente en la rancia verborrea de la izquierda de los años sesenta como si desde entonces nada hubiera cambiado en el mundo. Suso de Toro habla de eso, y de cómo ese discurso rancio se opone a un modo todavía más reaccionario de ejercer el poder:
Vieja ideología, vieja realidad.