El pasado domingo se celebraron elecciones en Líbano. ´*Íñigo Sáenz de Ugarte* resalta las múltiples paradojas de los resultados, donde las sectas familiares de disfrazan de partidos políticos y el dinero saudí y estadounidense va a parar al mismo partido. Nunca cambia nada en Líbano.
«Sólo en Líbano una coalición de partidos puede ser prooccidental y prosaudí al mismo tiempo, recibir el apoyo directo de EEUU y el dinero de la familia real saudí, ganar las elecciones y saber que está condenada de alguna manera a pactar con los partidos aliados con Teherán. Las elecciones de este domingo han dado la victoria al Movimiento 14 de Marzo, que agrupa a partidos maronitas (el clan Gemayel) y suníes (el clan Hariri), obtiene 71 escaños, el bloque más numeroso del Parlamento. La oposición, dirigida por Hizbolá y otros partidos chiíes, además del partido maronita del ex general Aoun, se queda en 57 diputados.»