Miguel Esquirol Ríos nos habla de la quiebra del gigante norteamericano del automóvil por excelencia, la General Motors, con todo lo que tiene de simbólica esa quiebra en concreto. La caída de la General Motors.
«Estados Unidos es un país que ha sido construido en base de automóviles. Tanto a nivel económico gracias a la revolución industrial que trajo consigo el Fordismo, como simbólicamente al estar presente el coche en el centro mismo del imaginario americano. Es imposible imaginar al país sin sus inacabables carreteras de Kerouac, sin los cromados de los Cadillacs, gigantescos como un barco, y los Road Trips por la ruta 66 llena de rock-and-roll e historia. Los coches están anclados en el imaginario de su sociedad como una parte más de su propia identidad. El coche y sus carreteras unió a un país enormemente grande que sin su presencia se podría haber destrozado en mil estados-ciudad independientes. Cambió el perfil de las ciudades para bien o para mal, como cuando convirtió a Detroit en una ciudad fantasma, y creó otras a su propia imagen como Los Ángeles. Las ciudades entonces son por eso extensas y planas, con carreteras uniendo las áreas importantes pero sin un centro y con necesarios parkings siguiéndose uno detrás de otro hasta el horizonte.»