Las campañas electorales son con el wrestler: los luchadores simulan que pelean de verdad, y los espectadores simulan que se lo creen. Manuel Ortiz piensa algo muy parecido sobre los mítines y la pantomima que están poniendo en escena los principales partidos: Cuando el medio ya no es el mensaje
«Y es que probablemente ha llegado el momento de replantearse este tipo de actividades tan manipuladoras, en las que lo único que importa es que aparezca en algún telediario la reseña del acto con alguna imagen del candidato frente a su convencido público, y poco más. Por otra parte, el derroche de energías y de dinero tampoco parece estar muy en consonancia con los tiempos que corren. Y, finalmente, la imagen de una España mitinera de charanga y pandereta no ayuda a proyectar la idea de modernidad que los grupos políticos seguramente quisieran mostrar.»