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Por una lengua común europea

Bueno, bueno, bueno. Yo no sé qué se comenta en los pasillos de Estrasburgo con respecto al maremagnum de idiomas del Parlamento, pero Xabier Zabaltza propone una solución al Babel tan sencilla como polémica: que sea el inglés la lengua oficial y común a toda Europa; y de paso lanza unas cuantas puyas contra los políticos. Por una lengua común europea.

«La imagen que proyectan algunos de nuestros representantes en las instituciones europeas es ciertamente patética. Estrasburgo se ha convertido en un gran cementerio de elefantes donde se jubilan con una pensión de oro los políticos fracasados. Cuando los partidos eligen a sus candidatos “para Europa”, a menudo no tienen en cuenta su dominio de lenguas. Así que, cuando no hay intérpretes, son incapaces de comunicarse con los políticos de otras nacionalidades e incluso de conocer la realidad de los países en los que ejercen su labor. Desde luego, ésa no es la mejor manera de combatir el euroescepticismo. Hoy la falta de competencia lingüística supone uno de los mayores desafíos a los que tiene que enfrentarse Europa.

Es muy fácil criticar la debilidad europea ante los Estados Unidos. Sin embargo, la mera existencia de una diplomacia europea, aun con sus limitaciones, es ya un éxito sorprendente. Pero sin un idioma en el que podamos entendernos resultará muy complicado transformar esa diplomacia común en una opinión pública común. The European, el primer y por ahora último intento de prensa paneuropea, apenas duró ocho años. Los europeos nos vemos así obligados a informarnos a través de medios cuyo marco de referencia es predominantemente nacional. Y, sin una opinión pública común, Europa seguirá siendo un enano político in aeternum

Marcos Taracido | 30/05/2009 | Artículos | Lengua

Comentarios

  1. Alber
    2009-05-30 12:36

    En mi pueblo han cambiado el sentido de la circulación de los vehículos una media docena de veces desde que tengo uso de razón. El resultado es básicamente el mismo: atascos. Y es así porque el problema es irresoluble: no hay forma humana de hacer circular cientos de coches en un pueblo creado en la Edad Media.

    Con esto de las lenguas europeas pasa lo mismo. No hay solución. Lo de “hablemos todos inglés” puede estar bien, excepto para los que no quieren hablar inglés. Los franceses, sin ir más lejos.

    Yo no veo el multiligüismo como un problema, sino como una característica. Y a eso no quiere renunciar nadie. Yo, por ejemplo. Vivo en una comunidad bilingüe y me gusta ser bilingüe. Podría hablar en inglés, o sólo en español, pero no me sale de los huevos. Y no me sale básicamente porque es mi opción personal.

    En cuanto a lo que dice el autor de que las lenguas sirven para comunicarse, pues vale. Es una manera de verlo y podría hasta estar de acuerdo. Pero la mayor parte de los ciudadanos de Europa creen que su lengua es, además, un seña de identidad personal y cultural a la que no quieren renunciar. Es lo que hay.

  2. Marcos
    2009-05-30 21:38

    Alber, no digamos más de lo que dice el autor: no se habla de suprimir las lenguas nacionales, sino de que en el parlamento europeo, entre los políticos europeos, la lengua oficial sea el inglés. Ni más ni menos.

    Saludos

  3. Francisco
    2009-05-30 23:00

    Con actitud de muchacho malcriado no se puede progresar; si cada quien quiere hablar el idioma de su tierra, sin importarle que solo lo hablen tres y el gato, la comunicacion en la Union Europea sera fraccionada y, naturalmente, los acuerdos los impondran los que se entiendan entre si.

    El ingles es una opcion pragmatica y valida; pero debemos de intentar que tambien se reconozca el castellano como otra lengua oficial argumentando que es la lengua que mas usuarios nativos tiene en el hemisferio occidental. Por si los europeos quisieran aprovechar las relaciones y los mercados latinoamericanos, aunque no sea por el prurito cultural de hablar un idioma que se situa entre los cuatro primeros del mundo junto con el hindi, el mandarin y el ingles.

    Saludos.

  4. Alber
    2009-05-31 00:29

    Marcos,

    Ya, ya, lo he entendido pefectamente. Simplemente he querido describir que la realidad idiomática europea es la que es, guste o no. Y con eso hay que lidiar. ¿Que se gasta mucho en traductores? Sí, es cierto. Pero más se gasta en coches oficiales (y siento argumentar demagógicamente, pero creo que el artículo va un poco por ahí).

    No va a haber nunca una lengua franca europea simplemente porque va en contra de la idiosincrasia europea. Los franceses nunca aceptarán el inglés. Los alemanes, tampoco. Y el resto, pues a lo que digan.

    Franciso,

    Para argumentar hay que saber de lo que se habla. Yo, en mi casa, hablo una lengua que hablamos menos de un millón de personas en el mundo. Dicho lo cual, cualquier cosa que puedas decir me importa un cojón de mico porque yo hablo en lo que quiero. Y, como yo, millones de europeos a los que nadie les va a convencer de que están hablando equivocados. Porque hablan lenguas la mar de europeas.

  5. Francisco
    2009-05-31 06:22

    Alber,

    Lo que hables en tu casa me es muy respetable pero a la vez me es impermeable, inodora, incolora e insipidamente trivial.

    Y esos millones de europeos que consideras irracionalmente obcecados tendran que ponerse de acuerdo en hablar un idioma comun y dejar de depender para comunicarse de muletas traductoras que algunas veces los haran equivocarse. Al fin que todos esos millones de europeos no son mas que los millones de hispanohablantes de america y los pocos que quedan en la peninsula.

    Otra cosa, Albert; deja en paz los cojones del mico, jolines.

  6. Alber
    2009-05-31 10:58

    Ya, pero la idea que yo trato de transmitir es que no existe ningún deseo entre la ciudadanía europea en tener una lengua común, ni siquiera a nivel institucional.

    Pero, de tenerla, ¿por qué el inglés? Yo preferiría el francés. Francia, al menos, ha dado muestras de estar siempre interesada en la Unión, cosa más que dudosa en el Reino Unido.

  7. María José
    2009-05-31 16:33

    Yo creo que lo que ocurre es que no existe entre la ciudadanía ganas de aprender otra lengua nueva, porque si todos fuéramos bilingües con una lengua común no creo que hubiera ningún problema en no utilizar la nuestra para entendernos cuando estemos gente de diferentes nacionalidades. Por eso no se pierde ninguna lengua ni le pasa nada a la identidad personal. Pero al final las nuevas generaciones que están aprendiendo inglés lo utilizarán, porque no es lo mismo utilizar traductor que comunicarte directamente y los que sepan inglés van a tener muchas más posibilidades en todo, así que a la fuerza ahorcan.

    En ciencia es así, o lees en inglés o no estás al día y no estar al día supone quedarte fuera. Y los franceses publican en inglés y exponen en inglés en los congresos, no queda otra.

    La cuestión es que el inglés es el que se ha ido imponiendo y llegado a este punto no creo que haya mucha posibilidad de cambiarlo por otro. Yo puesta a elegir preferiría el castellano, pero no por ningún motivo de identidad, es que es el único en el que me muevo con cierta soltura.

  8. Miguel A. Román
    2009-06-01 13:18

    A eso lo llamo yo empezar la casa por el tejado.

    Si fuera cierto que las lenguas sirven antes para la comunicación que para favorecer la identidad localista los idiomas no evolucionarían como lo hacen. Un tiempo hubo en que el Latín era la lengua “oficial” desde los Urales hasta el Atlas, de Persia a Lusitania y desde la muralla de Adriano hasta Etiopía. Pero aquel imperio cayó y en menos de cinco siglos cada rincón del mundo romano había retornado a su lengua local, recombinada si acaso con una parte mayor o menor de la lingua franca. Incluso los propios latinos desmembraron la lengua culta y la diluyeron en sus jergas populares para dar el actual italiano.

    Luego pasaron por el mismo proceso el tedesco (un alemán antiguo) en tiempos de Carlomagno y durante buena parte del Sacro Imperio, el Español desde los Reyes Católicos hasta Carlos II, el Francés desde Luis XIV hasta Napoleón III y ahora parece que le puede tocar el turno europeo al Inglés, el idioma nacional del país menos europeo, nacido en la sajonia alemana y limitado en su propio territorio por el galés y el gaélico.

    Es la maldición de Babel. Las lenguas no se desarrollan para comunicarse en un ámbito infinito, sino en el espacio social, económico y cultural más reducido posible. Quizá eso tenga un sentido práctico: se adapta mejor al medio local, disuade a los extranjeros de instalarse en tu región y al mismo tiempo limita las opciones de fuga de los ciudadanos propios evitando la diáspora.

    Sea cual sea la explicación científica de este proceso, la apariencia empírica es que las lenguas no construyen pueblos, sino que son los pueblos los que moldean sus idiomas.

    Europa no tendrá un idioma común hasta que sea un espacio común, y sus gentes y sus políticos tengan esa convicción. No es posible dotar a un terrritorio de una lengua (salvo por el muy acreditado procedimiento de cuchillo, sangre y fuego) salvo que el territorio sea un espacio de convivencia aceptable. Antes de que haya una lengua europea tiene que haber una Europa con identidad propia, y eso no existe ahora, es solo un montaje: las directivas no se aplican, la diplomacia no es común, las instituciones gubernativas miran a sus respectivos ombligos, la justicia y la policía están constreñidas a fronteras, las leyes que rigen la economía, la fiscalidad y el comercio cambian radicalmente en cuestión de kilómetros y la “champions” se juega por eliminatoria y no por liga regular. De Europa solo existe la referencia geográfica, incluso la “constitución europea” es, una y otra vez, papel mojado.

    En una semana estaremos en unas elecciones en las que no se presenta partido, coalición o asociación cuyas siglas abarquen al menos a dos circunscripciones. Todos los mensajes son “vamos a Europa a sacar una tajada para nuestro territorio”, política de ascua y sardina. No hay mensajes de unidad, ni de cooperación ni de acercamiento, mucho menos de solidaridad o integración. Vamos a Bruselas con el mismo talante que los políticos autonómicos, nacionalistas o no, acuden a Madrid, con una escafandra para que no se nos pegue de allí ni el polvo.

    Y así no hay manera.

  9. Xoán
    2009-06-01 17:00

    A mí lo que me extraña profundamente del artículo de Xabier Zabaltza es que critica (con razón) la identidad entre lengua y nación (dos construcciones sociales que nacieron, en cuanto tales, juntas), para luego proponer, si he leído bien, más de lo mismo, sólo que en ámbito europeo. Al final del artículo, me parece que intenta matizar eso, diciendo que no se trata de convertir Europa en una versión mayor del viejo estado nacional, pero es que el sintagma “lengua común” está siendo usado en los últimos tiempos, interesadamente, en ese sentido de “lengua nacional”.

    Yo creo que el artículo mezcla cosas muy diferentes, como ha indicado Alber. Ya existe una lengua internacional, que es el inglés. Si lo que critica el autor es que los políticos españoles en instituciones europeas no hablan ninguna otra lengua además del español, pues bien. A mí también me parece una muestra de pereza vergonzosa. Es obvio que la política se hace también (si no fundamentalmente) en los pasillos, por eso debe ser sin duda una estupidez estar en un órgano internacional sin saber una palabra de inglés. Lo que no entiendo (creo que lo entiendo, pero desconfío que sea paranoia mía) es qué relación existe entre el reconocimiento oficial de la existencia de varias lenguas en España, y su normal desarrollo político, con el hecho de que los políticos españoles no hablen inglés (?).

    Que Europa reconozca como oficiales todas las lenguas nacionales de su espacio político me parece bien, por lo que eso representa en un plano simbólico en términos de integración.

    Por otro lado, ya está bien de considerar la diversidad lingüística como peligro, la unidad siempre es construída, y más como representación ideológica que como realidad. Nunca ha habido “lenguas unidas”, y eso ya lo ha demostrado la lingüística, ni siquiera el latín lo ha sido, porque las personas hablan con los de su entorno, como recordaba Miguel A. Román, y la lengua como sistema complejo se va adaptando a cada situación concreta (y las situciones concretas son, como se puede imaginar, innumerables). Siempre han existido hablas diversas y las lenguas, cualquiera, han sido siempre sobre todo proyectos políticos. Por eso, la duda que me queda es, ¿cuál es el proyecto político que defiendel el autor del artículo?

  10. Francisco
    2009-06-01 21:27

    Lo cierto es que hay idiomas de identidad que amarran a un determinado grupo humano con lazos mas fuertes que la etnia, la religion, la filosofia politica y la economia. Son lenguas entranables que sobreviviran como sobrevivan sus gentes y declinaran como decline su pueblo. Son esencia. Lenguas esenciales. Respetables.

    Pero tambien hay idiomas herramienta que sirven para comunicar las necesidades diarias; son descomplicados, practicos, faciles para el intercambio de ideas comerciales, industriales y hasta cientificas. Son buenas herramientas.

    Las herramientas raramente servirian como identidad, las entranables raramente servirian para la comunicacion internacional.

    Asi que si no piensas salir de tu pais, habla tu lengua nativa y disfrutala; pero si quieres tener tananos internacionales, tomate la molestia de aprender la lengua herramienta del momento y deja de hacer el palurdo ante los extranjeros que se reiran de tu necesidad de interprete.

  11. Xoán
    2009-06-01 22:30

    Francisco, estoy totalmente en desacuerdo con lo que dices…

    No existen lenguas esenciales, entrañables y respetables y lenguas herramientas, descomplicadas y práticas. Si algo sabemos hoy sobre las lenguas es que son todas iguales en cuanto a sus posibilidades estructurales de organizar el pensamiento y de comunicar la experiencia. No hay lenguas esenciales (sea lo que sea que eso signifique) ni lenguas descomplicadas, porque son todas, sin excepción, endemoniadamente complejas.

    Las lenguas sirven para aquello que sirven, si me permites la tautología. Para aquello que las hacemos servir. Antes de que a Alfonso X se le ocurriese mandar copiar manuales de astronomía y libros de leyes en castellano, el castellano no servía para la escritura “científica” ni jurídica, fue su iniciativa la que lo hizo servir. Todo es una cuestión de uso. Cualquier lengua puede servir para cualquier cosa, pero eso requiere realizar algún tipo de intervención sobre ella (invención o adaptación léxica, creación de recursos discursivos, etc.). Todo parece indicar que siempre ha sido así.

    Si esa simple dicotomía que propones fuera cierta, entonces, el español que habla en su comunicación cotidiana un analfabeto de Burgos, o el inglés que habla un analfabeto de Belfast, serían herramientas más aptas para el intercambio de ideas científicas y menos esenciales que el euskera de un universitario de Donostia. Lo cual, como es obvio, no es cierto. ¿O será que el que habla sólo el español de su pueblo está más dotado para la comunicación internacional que el que habla sólo gallego (o quechua, o aimara, o catalán…) de su pueblo?

    Me temo que de esos prejuicios vienen estos lodos…

  12. Francisco
    2009-06-02 00:03

    No entiendo, Xoan, como puedes estar tan totalitariamente desacorde con el concepto de lenguas nativas y lenguas herramienta.

    Mencionas el catalan.

    Bueno, un catalan que hable solo catalan esta menos dotado en el mercado espanol que un catalan quien, ademas de hablar catalan hable espanol.

    El primero necesitara a otro catalan que hable espanol o a un madrileno que hable catalan que traduzca las excelencias de la butifarra que ofrece en el mercado castellano. Estara usando el castellano como idioma herramienta.

    Creo que podras imaginar las dificultades de vender estanio usando el quechua en el mercado de Nueva York.

    El que habla solo castellano posee una noble lengua nativa que tambien puede utilizar como herramienta para intercambiar ideas, conocimientos, comercio, etc entre unos quinientos millones de seres humanos en latinoamerica y en iberia. Esta mas dotado.

    Si, ademas habla ingles, esta insuperablemente mejor dotado que aquellos que solamente hablan gallego, quechua, aimara o catalan, tal como mencionas en tu escrito. El mundo se lo pone por montera y sonrie a las chicas guapas.

    De prejuicios nada; de perjuicios, mucho.

  13. María José
    2009-06-02 00:52

    Francisco, me parece muy interesante tu planteamiento, una lengua puede ser “herramienta” para una persona para la que no sea su lengua habitual. Incluso no tiene por qué dominarla mucho. De hecho, en ciencia ocurre un poco eso, se utiliza el inglés como herramienta, hay quién lo llama inglés técnico o científico, incluso hay cosas que no sabes cómo traducir y la mayoría de las veces, aunque estemos hablando en castellano, seguimos utilizando los términos en inglés. Y supongo que también puede darse la situación en la que alguien utilice el quechua como lengua “herramienta”, sin que eso indique ninguna superioridad comunicativa de una lenguas sobre otras, sino que está en función del uso que de ellas se haga.

  14. Francisco
    2009-06-02 02:05

    Asi es, Maria Jose. Esto esta empezando a ser evidente y necesario.

    Una publicacion en la red cibernetica que sea escrita en espanol tiene automaticamente el potencial de un par de cientos de millones de lectores, o mas.

    Una publicacion en catalan tendra un potencial abrumadoramente menor y en quechua, en gallego, en aimara, por seguir el ejemplo de Xoan, sera todavia menor; asi que si quieres el impresionantemente nutrido mercado de lectores hispanos tendras que usar como lengua herramienta el espanol, reservandote la propia para la cena familiar.

    Saludos.

  15. Xoán
    2009-06-02 02:10

    No, Francisco, estoy sólo “totalmente” desacorde…

    Porque, como dice María José, cualquier lengua es instrumental / “herramienta”, o puede serlo, y además, añado yo, todas las lenguas son de algún modo expresión de la(s) identidad(es) de sus hablantes. A nadie le preguntan cuando nace si quiere hablar una lengua con muchos hablantes o con pocos hablantes, y supongo que la mayoría de las veces nadie piensa en eso cuando habla, … o sí? Todas las lenguas son nativas para alguien, digo yo.

    Tu clasificación clasifica los usos, pero no las lenguas, ninguna lengua es válida sólo como nativa y ninguna lo es sólo como herramienta. Todas las lenguas, dependiendo de las circunstancias históricas, pueden ser las dos cosas, y con frecuencia lo son. De ahí mi total desacuerdo. Que mantengo.

    Ahora bien, si de lo que estamos hablando es de quién está mejor dotado, como dices, que viene a ser lo mismo que discutir sobre quién la tiene más grande, entonces te diré simplemente que la mía es pequeña pero resultona.

  16. Xoán
    2009-06-02 02:13

    Vaya, te me adelantaste, claro que estabas hablando de tamaño, tonto de mí!

  17. Francisco
    2009-06-02 03:53

    Me parece, Xoan, que el peor dotado no es el que usa la lengua mas chica; sino el que tiene que empujarla con el indice … para comunicarse, claro.

  18. Xoán
    2009-06-02 04:11

    Pues vale. !!!!?????
    Joder, y pensaba que yo era críptico…

  19. Marcos
    2009-06-02 06:12

    Muy interesante lo que se está diciendo. Pero creo que se pierde de vista, en algunos comentarios, la propuesta del artículo: se habla de una lengua franca NO para Europa, sino para el parlamento europeo. Se incide en los altos costes del actual sistema de traducciones y, además, del freno que supone la no utilización de un idioma común para la política europea, para los pasillos. Si el inglés (o el esperanto, da igual) fuese la lengua oficial del Parlamento obligaría a que los políticos lo supiesen y se matarían dos pájaros de un tiro: el del coste y el de la política de pasillos. Otro tema distinto es que, efectivamente, habría múltiples dificultades para aceptar cuál sería ese idioma oficial.

    Saludos

  20. gsc
    2009-06-02 12:33

    Sí, Marcos, lo que me lleva a: ya que se trata de elegir a los mejores representantes posibles, ¿no sería condición sine qua non dominar esa lengua franca? Esto vale tanto para los representantes del parlamento europeo como para los jefes de estado, que suelen ir de espectadores a cumbres y demás saraos diplomáticos.

  21. Miguel A. Román
    2009-06-02 12:50

    Creo que hemos entendido la idea de fondo del señor Zabaltza, pero el desarrollo que hace de esta cuestión, tal vez bienintencionada, es algo desafortunado. Mezcla la sugerencia de homogeneizar el idioma de sesiones del parlamento con la situación de las lenguas autonómicas españolas, añade unos pellizcos valorativos sobre el desconocimiento de los españolitos en lenguas extranjeras y lo sazona todo con un axioma de instrumentación lingüista más que discutible. El resultado es una ensalada descoyuntada, desabrida y amarga.

    Si se hubiera centrado en el meollo de dotar a las instituciones plurinacionales de una lengua vehicular por razones eminentemente prácticas se podría haber ahorrado algunas perlas:
    La situación sociolingüística actual de España es mucho más compleja que la de hace 30 años. Entonces el paradigma “lengua A” (castellano) arriba y “lengua B” (catalán, gallego y euskera) abajo se cumplía a la perfección

    Si el tiempo y la energía que se derrochan en denunciar el trato que tal lengua (llámese castellano, catalán, gallego o vascuence) recibe por parte de tal administración, estatal o autonómica, se emplearan en el aprendizaje de idiomas extranjeros, esta pequeña Península y sus islas adyacentes serían uno de los lugares más cultos

    La tan agotadora como estéril discusión sobre los llamados “derechos lingüísticos” […] contribuye a ocultar el fracaso del sistema educativo en la enseñanza de lenguas extranjeras

    Como tampoco parece que quedase contento con la aplicación de una lengua franca restringida a las paredes del parlamento europeo:
    En una realidad posnacional, el multilingüismo no puede ser sólo un atributo de las instituciones, ni de las élites, sino de los ciudadanos en su conjunto
    sin un idioma en el que podamos entendernos resultará muy complicado transformar esa diplomacia común en una opinión pública común
    La pluralidad lingüística y la protección de las minorías son, sin duda, valores muy europeos que hay que mantener y fomentar, pero la ciudadanía tiene que ser consciente de que tienen un coste y de que tal vez existen prioridades más perentorias

    Aparte de eso suelta alguna falacia. El grueso del coste de traducción de la UE no está en la tradución simultánea del diario de sesiones, que es chocolate del loro, sino en poner en todos los idiomas nacionales la documentación legal que de las instituciones europeas emana. Visita la página oficial de la legislación europea y comprueba que, en la esquina superior derecha aparecen los enlaces a 23 idiomas nacionales. Hay que tener en cuenta que estas traducciones son de alto coste por su delicadeza: un error interpretativo en una ley de rango europeo —luego superior a las nacionales— puede tener consecuencias discriminatorias en los ciudadanos. Pero suprimir esta traducción implica un enorme riesgo: ¿acaso podemos cercenar a un ciudadano búlgaro, lituano o finlandés el derecho a conocer la ley en su idioma estatal? De momento no se plantea, por cuestiones prácticas, la puesta de esas normas en catalán, euskera, mirandés, corso, feroés, galés, inuit-groenlandés, bávaro o friulano.

    Por lo demás, ciertamente sería deseable que los representantes legislativos y diplomáticos en la UE se entendieran con fluidez en un idioma común, pero no veo eso como “prioridad perentoria” frente a un mucho más exigible compromiso de trabajo y eficiencia que brilla por su ausencia. A este respecto, no hace mucho aparecía en LdN la historia de Hilaria Supa a quien un periódico de su país criticaba su parco dominio del “idioma oficial” del Perú, debido a que no era el castellano sino el quechua su lengua materna. Reitero, sería encomiable que los políticos que engrosan las listas europeas fuesen políglotas (y, ya de paso, expertos en derecho comparado, economía global, innovación científica y otras materias puntuables), pero vista su mediocridad, desidia y caserismo, mejor que no hablen, ni en su propio idioma.


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