En Barcelona, el sábado es el día de las grúas.
Sergi Pàmies, siguiendo la tradición de los cronistas urbanos, ha ido a verlas: “Al no detectar la presencia de ninguna mujer en celo, pude concentrarme en algunos detalles. Un letrero recomendaba no permanecer cerca de la bestia. Los operarios aseguraban una carga de materiales para la construcción y no llevaban casco, no sé si porque estaban en fase preparatoria o porque deseaban engrosar las cifras de siniestralidad laboral.”
Grúas erectas.