Jaime Rubio fue víctima de un incompetente y tuvo que vivir la vida de otro. Mäs exactamente fue el otro el que vivió su vida mientras él se veía con mujer e hijos, simpáticos sí, pero de otro. No sé, el caso es que él cree que Bastaría con fijarse un poco.
«Yo fui víctima de una confusión poco menos que irritante. Un claro ejemplo de lo que comentaba. Ni incompetencia: dejadez. La gente no se implica de lleno en su trabajo. Es que ni siquiera presta un mínimo de atención. Todo le es igual. No es que no sepa, no es que no sea capaz. Es que ni lo intenta. Ni se preocupa. Le importa un bledo. Un bledo así de grande.
Pues bien, hace poco me enteré de que yo en realidad no soy yo, sino que soy Jacobo Moreno. Socio de un concesionario en Ciudad Real. Cuarenta y siete años. Casado y con tres hijas. Al parecer, alguien se había liado en el departamento correspondiente. El típico despistado que no se fija en las cosas. Que hace su trabajo rápido y mal. Por cumplir el expediente. De cualquier manera y entre café y café. Y así no se hacen las cosas, no señor. Porque así es como salen mal. Igual hasta se dio cuenta. Pero dijo bah, qué más dará. Ya está hecho. La carpeta está archivada. Nadie se enterará. Da lo mismo.»