No sé, pero creo que, pasito a pasito, lo poco que pudiese tener de democrática la Ley de partidos se desvanece; ahora le toca el turno a un partido liderado por el dramaturgo Alfonso Sastre, y los argumentos son, cuando menos, cogidos con una pinza. La sensación es la de que cualquiera que tenga un primo que tenga un primo que tenga un primo… Jesús Maraña, Atropellos con la ley en la mano.
«La doctrina Garzón desembocó en la Ley de Partidos, acordada entre Aznar y Zapatero dentro de sus pactos contra el terrorismo. Desde entonces se va ilegalizando una tras otra cualquier opción mínimamente relacionada con el independentismo vasco con la excusa de que no condenan expresamente la violencia. Un Estado democrático tiene derecho a decidir por mayoría las condiciones imprescindibles para que un partido pueda actuar en la vida política. Pero la Ley de Partidos no exige explícitamente una condena de la violencia, como tampoco reclama un compromiso contra la xenofobia. Resulta obvio que una formación política legal asume las normas del Código Penal. Si se las salta, podrá ser ilegalizada. Quien no debe saltarse las reglas es el propio Estado.»
2009-05-18 13:01
Por favor, desde que existe Aralar este argumento no se sostiente. ¿O es que Aralar no es independentista? Está claro, y es un problema, que parte de los vascos quieren votar a ETA. Y es dudoso que se les pueda impedir hacerlo. Pero llamemos a las cosas por su nombre.