Yo adoro los diccionarios, pero son muchas las veces en que lo que leemos en ellos nos resulta totalmente inútil, porque la definición esa apenas un holograma que, una vez tocado, pierde todo parecido con el modelo. Gabriel Zaid debió de sentir algo así cuando comenzó a interesarse por las definiciones del gorrión, y comenzó un Proyecto de pájaros.
«Se supone que los lexicógrafos deben ocuparse de la palabra gorrión, no del gorrión, del cual se ocupan los zoólogos, etólogos, ecólogos y geógrafos. Se supone que los diccionarios se ocupan de las palabras y las enciclopedias de las cosas. Pero ¿cómo explicar una palabra sin describir la cosa? Descripción nada fácil, como puede comprobar el lector que lo intente. Lo fácil sería señalar con el índice: “Mira los gorriones”. Solución poco práctica (requiere la buena suerte de tenerlos a la vista), y que se presta a errores, porque hay pájaros parecidos. Hay quienes titubean cuando el gorrión tiene unas plumas amarillas sobre el pecho gris, aunque recuerden la canción del “gorrioncillo pecho amarillo”. Y hay quienes no distinguen una tórtola de un gorrión.»