Vicente Romero puede resultar un poco demagógico, pero creo que le asiste la razón al denunciar la exageradísima alarma en torno a la gripe porcina, mientras otras enfermedades endémicas matan a miles de personas desde hace décadas sin crear alerta de ningún tipo. Siempre mueren los pobres.
«Médicos Sin Fronteras asegura que cada 30 segundos muere un niño de malaria. (http://www.msf.es/proyectos/came/enfermedades/malaria) Es decir, 2 por minuto, 120 por hora, 2.880 diarios, más de un millón de niños cada año. ¿A quién le importa? El Dengue es otra enfermedad de miserables con cifras tremendas de mortandad: dos millones de víctimas anuales. La lista de padecimientos más graves y dañinos que la nueva Gripe A sería demasiado larga para esta bitácora. Pero basten los dos ejemplos citados. Sus cifras —como sus efectos— no resisten comparación con las de la temida pandemia. Pero son enfermedades endémicas del sur, que castigan a las zonas hundidas en la miseria, que las poderosas corporaciones farmacéuticas no consideran como ‘clientes potenciales’. Y dedicar los recursos precisos para la investigación de medicamentos y/o vacunas eficaces no sería una inversión rentable.»