Demoledora, y por desgracia creo que certera, la crítica de Juan Freire al anunciado impulso de digitalización de los contenidos educativos por parte de Zapatero. A saber: un plan gubernamental que se limita a trasplantar el actual modelo de libros de texto del papel al ordenador, con contenidos y tecnología cerrada y sin que se vislumbre cambioo alguno en el modelo de docencia. ¿Quién necesita mercados editoriales para contenidos educativos digitales?.
«Al parecer el plan pretende solucionar dos problemas: el tecnológico y el de la formación del profesorado, a la vez que crea un repositorio, por supuesto centralizado, de recursos reinventando la rueda por enésima vez. En lo que se refiere a las supuestas barreras tecnológicas, el plan, si nos atenemos a lo que explica El País roza el absurdo al asignar la mayor parte de recursos a una mezcla de infraestructuras obsoletas, redundantes o innecesarias: “… el Gobierno contempla varias posibilidades: desde dotar con un ordenador a cada alumno, hasta la extensión de la pizarra digital o el cañón (proyector) para cada aula, lo cual tiene un coste extraordinario”. Puede que al final, en pleno 2009, la revolución nos llegue con la posibilidad de proyectar presentaciones en PowerPoint en cada aula. Olvidan que la educación, y las competencias digitales, se adquieren tanto dentro como, especialmente fuera del aula y que en un futuro en que lo digital será (lo es ya en muchos casos) ubicuo, el aula tendrá muchos usos importantes, pero quizás no relacionados con la tecnología.»