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Seguimos desinflando la posibilidad de librería evolucionada a imprenta

Txetxu Barandián analiza y deja abierto el debate o la reflexión, con datos económicos sobre la mesa, los más obvios: el coste de la máquina EBM, y datos económicos que quizá uno no se haya parado a tener en cuenta —no hay que pensar solo en el funcionamiento «en vacío» de la máquina, sino en el mundo real—; y más, en Seguimos desinflando la posibilidad de librería evolucionada a imprenta.

«Elucubrando (porque muchos no son seguros) algunos números acerca de la EBM.

Si hace un máximo de 12 libros por hora, son un total de 96 libros por jornada laboral estándar. SIN PARADAS (que las habrá). A eso se le llama a la velocidad “en vacío” de la máquina, es decir, la capacidad mecánica: la respuesta al “¿a cuánto va la máquina?”. Pero en el mundo real, los inconvenientes (ajustes, atascos, paradas técnicas, cargas de materia prima —cola, papel, tóner, cambio de cuchillas para afilar—etc.) arrastran esa capacidad en vacío hacia abajo. Por mucha previsión que tengas siempre aparecen esos inconvenientes en el camino. En POD se suele contar un 60% de la capacidad en vacío como realmente productiva, mientras que ese 40% es para todo lo demás. Yo vi en la Feria de Londres que se les atascaban bastante las hojas de interior en la bandeja de recepción. Eso también significa que el técnico estaba todo el rato pendiente de evitar esos atascos, con lo cual agregas otro tema de coste, y es el de la persona que debe estar pendiente todo el rato. Pero de eso hablamos luego. Total: el 60% de 96 libros (redondeamos a 100) sería 60 unidades diarias.

Contando que cada libro lo vendiéramos a un promedio de 20 € (tirando hacia arriba), estaríamos facturando diariamente 1.200 €; en un mes, con jornadas de 8 horas a 25 días serían unos 30.000 € como máximo. Pero hay que empezar a restar gastos asociados: materia prima (papel, cola, tinta o tóner), —¿tendrá coste de click como todas las máquinas digitales? DEBERÍA— cuchillas y otros. Estos son los asociados al proceso de fabricación, pero hay otros indirectos que habría que ver como se repercuten por máquina: que los archivos estén en condiciones y preparados para esta máquina y su proceso de preimpresión (la lógica de la producción es: “si entra basura, sale basura”, así que para no restar todavía más en que la máquina imprima mal, todos los títulos (el millón que dicen, y más que en el futuro podría haber) deben estar estrictamente ajustados y perfectamente preparados para el proceso. Y eso no es baladí, porque no se puede dejar en las manos de la editorial. En teoría todo el mundo sabe hacer un PDF con un programa de maquetación común y tal, pero en la realidad los problemas existen, y sólo el que está en contacto con el proceso productivo puede estandarizar los documentos: fuentes que saltan, incompatibilidades de archivos y soportes, diagramas que se pierdes, rips que no entienden nada, colores que hay que convertir a tramas…), así nos damos cuenta que es necesaria una figura que haga esa función, que no sabemos si es la que estará pendiente de que las cosas se impriman bien (como si la máquina fuera independiente) o esto se hará desde una central (en NY o donde sea, de modo que la máquina sea como una terminal de una “red de máquinas” cortadas por el mismo patrón). Hay que ver y saber su modelo de negocio, del que no dicen nada, pero me cuadra más esta segunda opción, o algo parecido, al menos por ahora. De forma que hay un coste de revisión de archivo asociado a la máquina, eso seguro. Pero no tenemos ni idea de cuál puede ser.

Hay otro elemento a tomar en cuenta, para mí es el más importante y el que menos definido tienen, y es el tema técnico: es muy dificultoso saber el coste del servicio técnico si se nos para la máquina (por eso decía antes si había coste por click, que normalmente lo incluye). Hay que tener en cuenta que máquina parada significa que esos 1.200 € diarios empiezan a bajar a una velocidad espasmódica (uno no lo sabe hasta que está metido en el ajo), y si la pieza está en EEUU, ni te cuento los días que puedes estar bloqueado. Esas cosas pasan, y al desconocer cuál es su concepto en este aspecto se debe tender siempre al peor escenario posible. La máquina parece ya que empieza a estar estandarizada, pero no deja de ser un beta, con lo que creo que todavía los costes de las paradas (más o menos frecuentes) serán elevados. Es el riesgo de subirse a un coche nuevo: la pintura todavía no está seca.»

Ana Lorenzo | 01/05/2009 | Artículos | Mundo del Libro

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