Verde que te quiero verde; es la fórmula perfecta para vender un producto: decir que es ecológico asegurando que carece de algún producto cuyo nombre desconocemos por completo pero que suena letal, o lo contrario. Pues Almudena Martín nos muestra Siete formas de detectar un falso producto ‘verde’, explicando el auge del engaño y su modus operandi.
«Según el informe publicado recientemente por TerraChoice, los productos de limpieza, cosmética y los de niños son las tres categorías que más riesgo tienen de sufrir ‘greenwashing’. En especial, los juguetes y los artículos para bebés atraen conceptos referidos a la salud y al medio ambiente por una sencilla razón: los padres tienen un cuidado especial cuando se trata de elegir un producto para sus hijos y están muy concienciados con el impacto ambiental de las futuras generaciones. Por ello, el mercado quiere captar la atención de los padres con mensajes como “no contiene Bisphenol A”, “juguetes de algodón no tóxicos”, “orgánico” o “pañales biodegradables”. La organización canadienses llama la atención en especial sobre el concepto “todo natural”. Para los padres, algo natural implica algo bueno y seguro. Pero nada más lejos de la realidad. El arsénico, el uranio o el mercurio son naturales y a la vez resultan venenosos.»