No es demasiado novedoso lo que apunta Alberto Piris con respecto a Afganistán, pero si necesario repetirlo: si sólo se actúa militarmente no se conseguirá casi nada; y algo que suena peor: aún consiguiéndolo, poco se hará en lo que a la lucha global contra Alcaeda se refiere: No basta con ganar la guerra.
«La Historia muestra situaciones en las que, al recurrir a la guerra para alcanzar ciertos objetivos, se produce un fenómeno de transposición, y los objetivos, a menudo, son relegados a un segundo plano, pues la victoria militar se convierte en primera prioridad. Ésta establece su propia dinámica y las necesidades militares suelen acabar imponiendo sus criterios sobre los objetivos políticos.
No es imposible que Al Qaeda sea derrotada en Afganistán en un plazo razonable, si la estrategia militar aplicada es eficaz y se complementa armónicamente con los planes económicos, políticos y sociales de desarrollo, lo que todavía está por ver. Pero una victoria de la OTAN en ese país no garantizará que el terrorismo islámico no se reproduzca en cualquier otro, incluso en versiones más violentas y peligrosas. ¿Habría que reanudar entonces todo el proceso, partiendo nuevamente de cero?»