En Cuando la revolución devora a sus hijos Carlos Malamud analiza la reciente crisis en el Gobierno cubano, con la destitución de altos cargos hasta ese momento pilares del poder, que Malamud sitúa en los vaivenes entre un acercamiento a Chávez o a Obama.

«El telón de fondo de un juego tan sutil, que el propio Fidel Castro lo compara con el de la pelota (o ‘baseball’), es el futuro de la Revolución. Sin embargo, entre bambalinas se mueven otros temas relevantes: algunos que tienen que ver con el bienestar y las libertades del pueblo cubano, que en la actualidad merecen escasa atención por parte de las autoridades; y otros con el frente externo. Aquí estaríamos asistiendo a una suerte de confrontación sorda entre los deseos de Barack Obama de cambiar la relación bilateral entre Cuba y Estados Unidos y los deseos de Hugo Chávez de reforzar la relación bilateral entre Cuba y Venezuela.
mbas propuestas, claramente contradictorias entre sí, tienen valedores dentro y fuera de la isla y la resolución de semejante disyuntiva será determinante para ver por dónde irá, si va, la tan esperada transición cubana. En este sentido, habría que puntualizar que los cambios en el frente diplomático no se han limitado al ministro de Exteriores y al reemplazo de Felipe Pérez Roque por Bruno Rodríguez, sino que también han afectado a Fernando Remírez de Estenoz, hasta ahora jefe del Departamento de Relaciones Internacionales del Partido Comunista Cubano. »