Bonito texto de Mario Muchnik sobre la fotografía, que se inicia con una reivindicación de la analógica (deberán todavía correr ríos de tinto sobre este aspecto de la transformación del arte a través de la tecnología) como preámbulo a una glosa de Cartier-Bresson: Dos o tres cosas que sé de fotografía.
«Está por verse si basta una «buena» cámara, no ya para tomar una «buena» foto sino para tomar una foto memorable. Se cuenta de Henri Cartier-Bresson, quien, al parecer, corría en medio de una manifestación callejera junto a un muchacho que había calzado en su aparato un teleobjetivo del porte de un bazuca. «¿Qué llevas ahí?», le preguntó de un grito. «¡Cuatrocientos milímetros!», gritó a su vez el muchacho. «Nunca harás una foto memorable con eso», le respondió Cartier-Bresson sin dejar de correr. El obstáculo que constituye una lente de cuatrocientos milímetros se debe a su tamaño y su peso (al que ha de sumársele el peso de la cámara misma). Ya se trate de un retrato o del entierro de Gandhi, las fotos de Cartier-Bresson suelen ser memorables. Todas fueron tomadas con una Leica, aparato liviano, si los hay, con objetivos de entre 35 y 50 mm, lo más liviano en objetivos.
Tal vez Cartier-Bresson exagerara. O tal vez no.»