Macluskey escribe un texto que resultará emocionante a los informáticos. En Historia de un Viejo Informático. El Método de trabajo en Proceso de Datos en la década de los setenta, el autor recuerda los años setenta y ochenta, heroicos tiempos en los que hacer informática era una especie de milagro.
«El primer paso era “hacer el mono”. O sea, el organigrama (los finos lo llamaban ordinograma, para distinguirlo del Organigrama de la Empresa, aunque éste último no hacía falta: todos sabíamos quién era quién). “Hacer el mono” en realidad era pintar en un papel (no, en muchos papeles) el diagrama de secuencia del programa. Si eras un tipo limpito (no como el guarrete que pintó el Organigrama que aparece aquí al lado, o sea, ejem, yo), utilizabas una plantilla para pintar las diferentes instrucciones, bifurcaciones, etc.
En cualquier caso, los saltos de un lado a otro del flujo, según las condiciones que se fueran satisfaciendo, se pintaban con flechitas, que tendían a entremezclarse y volar de arriba abajo, de derecha a izquierda y, en realidad, en todas direcciones … de ahí la denominación de “código spaghetti” para los programas resultantes.»