No se puede desechar la magia así como así, al menos eso piensan muchos autores. Magda Díaz Morales nos trae un listado de las manías supersticiosas que tienen algunos escritores renombrados. Las supersticiones de los escritores.
«Marcel Proust volvía a casa muy tarde. Se acostaba, no sin ponerse un pijama y un grueso jersey de lana del Pirineo, que le mantenían caliente con una bolsa de agua. Luego, trabajaba hasta las siete de la mañana. Escribía deprisa, con plumillas de marca Sergent major. En la mesilla de noche tenía 15 plumas al alcance de la mano, dos tinteros escolares y un reloj de péndulo barato. Sin todo eso no era capaz de escribir.»