Parece que ahora la cosa es tirar la mano y esconder la piedra. Creo que me voy a dedicar a la política; puedo decir lo que me dé la gana, luego, cuando salga publicado y se arme un escándalo, digo que no dije lo que dije y ya está, vuelvo a mi trabajo, que es ganar votos y cobrar comisiones. Bueno, esta tontería viene a cuento de un artículo de
Armando Alonso Piñeiro, de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación,
¿Decadencia de la prensa mundial?, en el que se pregunta por esa fiebre del desmentido, y la culpa que siempre se le echa al periodista. Puede que los haya serios.