Siendo Cortázar en todos los ámbitos literarios un innovador, creo que en el cuento era mucho más conservador que en la novela. Eduardo Berti analiza su obra, en especial la novelística, partiendo de la base de que era Un estratega de la novela.
«Ahora bien, resulta muy revelador cuando Cortázar obra al revés: cuando en lugar de complicar o “extrañar” un hecho habitual, familiariza un hecho excepcional. Es el caso de un cuento como “Los amigos”, incluido (lo mismo que “No se culpe a nadie”) en su libro Final del juego : un hombre debe matar a otro que años atrás fue su amigo. Todos hemos subido y bajado una escalera, todos nos hemos puesto un pulóver, pero matar es otra cosa. En un texto convencional, este solo punto de partida hubiese planteado un conflicto: ¿cómo asesinar a alguien, mucho menos a una persona que hemos querido bien? Lo inquietante de “Los amigos” es que el personaje central no siente el mínimo remordimiento. Se ha vuelto un asesino a sueldo y se ha deshumanizado hasta convertirse en una máquina de matar, hasta perder su nombre (Beltrán) y pasar a ser, dentro de la “organización”, el Número Tres. Si algo sorprende al Número Tres, son los detalles “técnicos” de la orden que ha dado el Número Uno: el lugar y el horario escogidos para el crimen. Tan sólo eso. »