Interesante, aunque algo confuso, este De la amistad trash, fragmento de un libro de Eloy Fernández Porta, en el que da vueltas a la anatomía de la amistad y al concepto de un nuevo tipo de relación más acorde a los nuevos tiempos.
«La fraternidad trash está fundada en el mismo principio de complicidad negativa que el amor, pero sus consecuencias son distintas. Se diferencia de otras en que ese gesto traumático inaugural se prolonga en el tiempo, sin límite ni plazos, de tal suerte que la negatividad se gestiona en el día a día del vínculo. Esa negatividad puede asumir varios niveles. En el más elemental, la retórica negativa funciona como un leit-motiv que sirvepara cohesionar al grupo. En un segundo nivel, genera toda una escenografía y un aparato espectacular. Los grupos que rompen el protocolo y se comportan como energúmenosno hacen sino buscar un público externo que pueda pensar —léase esta frase en un globo de tebeo— “No sé cómo dejan entrar a esta clase de gente”. Expresa o callada, esa desaprobación constituye el indispensable punto de vista exterior que divide el mundo entre “nosotros” y “ellos”. Pero no siempre podemos ser tan desprendidos. En un tercer nivel, para quienes deben mantener las formas hay una economía de las relaciones que permite dividir la vida comunal entre las amistades públicas y las privadas, entre amigos fotogénicos e impresentables. ¿Cuántos amigos impresentables tiene usted? ¿Lo es usted mismo? Nuestra vida afectiva imita el modelo de nuestros hábitos de consumo: así como adquirimos una lámpara de lava o un póster de película gore italiana, también exhibimos, con moderado orgullo, algunas amistades bochornosas que dan fe de nuestro dinamismo a la vez que muestran nuestro sentido de la ironía.»