La crisis trae consigo, entre otras cosas, ejemplos de ingenio como éste en el mercado inmobiliario. Otra cosa es la picaresca o los dobleces que de ella se puedan derivar, pero como idea aparenta bondades: Casas con ‘alquileres’ baratos de por vida.
«El derecho de uso se obtiene pagando una entrada inicial y se mantiene con una mensualidad asequible —entre los 300 y los 450 euros/mes—, que se actualiza anualmente, dependiendo de los metros cuadrados del piso, y de los ingresos del usufructuario. En cuanto al primer pago —que se devuelve en el momento en el que el cooperativista abandona la cooperativa, junto al correspondiente incremento del IPC y el equivalente a las mejoras realizadas en la casa (si las ha hecho)—, puede variar entre los 3.000 y los 12.000 euros, dependiendo del tamaño del piso y del suelo en el que se haya construido.
Y es que el suelo tiene un papel primordial en esta historia. Como adquirirlo haría que los costes se disparasen, este sistema apuesta por el derecho de superficie; es decir, que el propietario del solar, generalmente una administración pública, ceda su uso a la cooperativa para que construya en él las viviendas y las gestione, pero sin perder la propiedad.»