Giovanni Rodríguez recuerda la imagen de un suicidio que quedó grabada en su cerebro y a partir de ella reflexiona sobre el suicidio en general y sobre qué significaría el suyo en particular. Desaparecer o no: that is the question.
«No hice nada, no podía haber hecho nada. Me quedé viéndola durante un tiempo casi interminable, como si, inconscientemente, estuviera agradeciendo la posibilidad del espectáculo al que el azar me invitaba a asistir. Hasta que la mujer se impulsó hacia delante y cayó uno, dos, tres segundos después, sobre la acera del hotel.
El cuerpo quedó boca abajo, sobre una mancha de sangre que apenas sobresalía de los límites de su cuerpo y de su ropa, con la cara destrozada desde su nariz hacia el lado derecho, que es donde se había producido primeramente el impacto, y con las piernas orientadas hacia la calle, una de ellas vuelta del revés. El tráfico se volvió lento en el tramo de la calle frente a la escena, mientras las voces de alarma de los espectadores se confundían con las bocinas insistentes de los carros de más atrás.»
2009-01-28 09:17
Alguien víctima de una enfermedad mortal que quería la eutanasia, dijo: “Quiero morir con dignidad”. Le respondieron: “Se vive con dignidad”. Hago deferencia con este criterio. Por más razones que hayan llevado a una persona a tomar tan fatal decisión, siempre habrá mejores motivos para disuadirla de hacer lo contrario. Una razón principal es el ansía de volver a empezar y de vivir la vida con más intensidad que antes. Recuerden lo que pensaba Harrison Ford mientras contemplaba a Rutger Hauer moribundo en la última escena de la versión de estudio de “Blade Runner” .